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Prejuicio y Discriminación desde la Perspectiva del Objetivo
Tradicionalmente, las investigaciones psicológicas sobre el prejuicio y la discriminación se han concentrado en las actitudes y comportamiento de los miembros de grupos mayoritarios. Cuando mujeres, grupos minoritarios u otros grupos objeto de discriminación han estado involucrados, su papel ha sido casi siempre periférico, ya sea como objeto del prejuicio (ejemplo: un asistente experimental que provoca respuestas prejuiciosas) , o como alguien que reacciona a los prejuicios de otras personas (Shelton, 2000). Sin embargo, a principios de la década de los noventas, los investigadores comenzaron a poner más atención a la mujer y a los grupos minoritarios como agentes activos que escogen e influyen sobre las situaciones en las que están involucrados (Crocker, Major, & Steele, 1998; Feagin, 1994; Swim & Stangor, 1998). Los resultados de estas investigaciones han enriquecido y ampliado este campo de varias formas.
Un beneficio obvio al incluír la perspectiva del objetivo es que éste ofrece una mejor comprensión de los aspectos interpersonales e intergrupales en cuanto a prejuicios, estereotipos y discriminación. Por ejemplo, cuando Joachim Krueger (1996) estudió las creencias personales de los negros tanto como de los blancos, encontró una percepción equivocada por parte de ambos grupos. Los miembros de ambos grupos subestimaron qué tan favorablemente podían ser vistos por el otro grupo. En efecto, Krueger encontró que tanto blancos como negros pensaban: "Nos agradan, pero nosotros no les agradamos a ellos", una creencia que ponía listo el escenario para la incomprensión, sospecha, y conflicto. De igual forma, cuando Charles Judd y sus colegas estudiaron las actitudes raciales de estudiantes blancos y negros en los Estados Unidos, encontraron una diferencia clave que podría provocar conflictos entre ambos grupos. Mientras que los grupos de negros tendían a considerar la raza como un aspecto importante y positivo de su identidad, los estudiantes blancos tendían a considerar las clases y programas relacionados a cuestiones raciales como un refuerzo del separativismo (Judd, Park, Ryan, Braur, & Graus, 1995). Para arreglar esta diferencia, cada parte debe reconocer la perspectiva de estas diferencias cuando se trata de balancear los objetivos hacia un multiculturalismo sin distinción de color.
Otro beneficio de estudiar la perspectiva de este grupo es que proporciona información sobre las consecuencias psicológicas y de salud de exponerse al prejuicio y a la discriminación (Clark, Anderson, Clark & Williams, 1999). La investigación sugiere, por ejemplo, que la discriminación que los negros sufren se asocia con mala salud auto-reportada, bienestar psicológico menor, y el número de días en cama lejos del trabajo durante el mes anterior (Williams, Yu, Jackson, & Anderson, 1997). Los estudios han encontrado también que la presión sanguínea de las personas negras se eleva cuando se encuentran bajo una amenaza estereotipada (Blascovich, Spencer, Quinn, & Steele, 2001), o se ven expuestas a incidentes o actitudes racistas (Armstead, Lawler, Gorden, Cross, & Gibbons, 1989; McNeilly, 1995), y que elevaciones de la presión son especialmente altas dentro de los grupos de negros de la clase trabajadora que han reportado un mal trato en lugar de enfrentarlo (Krieger & Sydney, 1996). En un estudio posterior, las diferencias de presión sanguínea fueron en algunos casos iguales o más altas que aquellas asociadas a la falta de ejercicio, fumar o a dietas inadecuadas.
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